Voluntarias de la
Fundación Mujer y Vida (Funmuvi) iniciaron el proyecto hace cuatro años.
No se trata de algo anticuado, sucio o de mal gusto. Para
María Rocío Arcila, las toallas higiénicas ecológicas que ella y 10 mujeres más
están haciendo, son “una forma de que la mujer se reencuentre con su ciclo y
despierte la consciencia ambiental”.
“Hicimos encuestas a las mujeres y nos dimos cuenta de que
ellas ignoran que el uso de las toallas y los tampones alteran nuestro ph,
generan alergias, muchas cosas”, explicó
Arcila, quien es la directora de la fundación.
La idea de las toallas reciclables, explicó
la directora, ya se ha desarrollado en otros países, pero no en este.
Funmuvi no
tiene sede, por eso las jornadas de trabajo las organizan en las mismas casas
de las voluntarias y con máquinas de coser prestadas. “A veces nos reunimos cinco, diez, y hasta 30
señoras. Cortamos una tanda de 100 moldes, una voltea, la otra pega, la otra
forra, y así, todo es en cadenita”, dijo Lucía Duque. Agregó
que estas toallas las hacen con cuatro tipos de tela, “la tipo sombrilla,
impermeable, antideslizante y tela vicuña”.
Las costureras ya tienen un variado
portafolio, desde protectores diarios (valen 3 mil pesos), toallas nocturnas (6
mil), diurnas (5 mil), y de diferentes estilos, con flores, colores y
estampados. Además, los estuches especiales para guardarlas, que valen 2 mil
pesos.
Las mujeres destacan que el uso de las toallas reciclables
tiene un fuerte impacto ambiental, y añaden que usarlas es sencillo, “como
cualquier toalla”.
Ese producto viene con dos estuches, uno para
guardar la toalla sucia. Esta se mete en una caja especial con agua. “Esa
agüita se la echamos a las plantas, y mantienen muy bonitas”, señaló Arcila, y
agregó que después de dejar las toallas remojando, se ‘empabonan’ en jabón, se
ponen al sereno para que se blanqueen, y al otro día se enjuagan.
En el
2012, Isaura García, de Barranquilla, conoció el trabajo de Funmuvi por una
conferencia que la entidad dictó en Pensilvania (Caldas), y desde el año pasado
ella comenzó a usar las toallas lavables. “El cambio
es inmediato, la sangre es pura, sin malos olores (…). Yo tuve un aborto
espontáneo, con la Fundación también comencé otra forma de planificación
natural, y ahora tengo un bebé. Mi esposo y yo estamos muy felices”.
García dijo que “el mensaje para las mujeres
es atreverse y hacer algo distinto por el planeta. Es volver a lo básico, la
mujer tiene un cosmético desde la uña del pie hasta la punta de cabello, y no
nos detenemos a pensar qué genera esto a largo plazo”, añadió. Tomado de El
Tiempo.com
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